domingo, 3 de octubre de 2010

Catalpa II - Regando las plantas.


Fotografía: Carmen Nievas

Ayer estuve regando mis plantas, mis genistas tan indiferentes miraban al sol como se iba, mis catalpas tan distintas me buscaban pidiendo amor, agua y sonrisas. Las dos tan tibias e iluminadas bailaban lentamente impulsadas por el viento, sus hojas tan suaves señalaban una señal, la evocacion de una nube que se iba lejos, hasta donde nadie podía verla. Una tarde de fuego se apagaba en el ocaso, mirando a través de una cebolla de vidrio veían al sol llendose hasta desaparecer, sin dejar ni un rastro mas de su presencia mas que la vida de las genistas y catalpas que tan llenas de su amor daban luz. Ayer, cuando termine de regar las plantas, me quede mirándolas con tanto amor, admirando entre sus hojas como uno siendo tan diferente a todos, es uno mas, entre millones. Mis plantas, en su tan melancólica espera, en búsqueda del alba, me hicieron reflexionar que no soy único, solamente puedo parecer diferente entre toda la gente, pero somos todos iguales. Todos tenemos dentro esos rayos de sol que alumbran para dar vida, todos somos distintos pero tenemos la misma raíz. Ayer mientras regaba mis plantas, sonreía, y al mirarlas pensaba en cuantos días han pasado sin darme cuenta, de lo que somos a través del universo, de que estamos acá, aya y en cualquier lado. Mis genistas y mis catalpas, ayer bailaban al viento, mientras yo las regaba.

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