viernes, 10 de septiembre de 2010

Tarde de fuego - Con Furia





Me ves, me persigues
te alejas sin sosiego
intranquilo en las tardes
tus ojos de fuego
son lastima y pena
y un poco de miedo.

Instilla paura il tuo volto,
cuando mis brazos queman
sonríes despacio,
entre tu calor
mi amor, me desmayo.

Me sigues mirando
y luego te alejas
despistas mis pasos
tu fuego me dejas
te quedas matando.

Tus rastros quedan
sequía en los pastos
sin hojas ni arbustos
impune esperan
tus tardes de fuego.

Me iluminan tus ojos
penetran mi alma
incendian enojos
matando mis entrañas
tus tan tristes rojos.

Muertos claveles
dejas en tu paso
cenizas respiran
las rosas del ocaso
 que en su mente te odian.

Me ves y me persigues
me infundes tu ira
tan muertas las plantas
que matas con tu mentira
tan rojas tus mantas
que queman la vida.

Con furia me pegas
y sigues golpeando
tus ojos tan rojos
que me están vigilando.

Me ves
en tu tarde de fuego
yo sigo tu juego
y en tu rojo, muero.



Fotografía: Carmen Nievas.

Escritos: Juan E. Serrano.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Luna y Mar - Alfonsina



Mirando ese azul océano
que sonoro cuenta tu pena
narra completo tu amor vano
mientras caminas en él cortando tus venas.

Esa mar tan patria
que acompaña el ocaso
en la muerte del sol entra
en lento y suave desmayo.

Sin pensar cuando caminas
sientes esa compañía
cuando a la mar tu dolor ahogas
y dejas en él tu tiranía.

Caminas sobre la mar
tan lejos de si mismo
mientras cuando ajenas tu cansar
y te dejas caer al abismo.

No prosigas, Alfonsina
que la mar no sea tumba
porque en el dolor que te abunda
escondes ese amor que te cocina.

Si tan frío es tu vivir
aléjate ahora de tu camino
porque en la mar no hay destino
y solo enfrías tu morir.

Si tan lejano está tu sonreír
que no sea el mar tu paño de lágrimas
busca dejar de sufrir
lejos del frío sentir de las salinas.

Si tan duro ha sido tu pago
no busques firmeza en las aguas del mar
porque floja sera tu dicha
y caerás lentamente hasta ahogar.

Si has de echarte a la mar
no olvides que vivirás siempre,
entre las olas y los vientos
tu nombre sonará eternamente.

Alfonsina, la mar sea contigo
que tu alma y tu cuerpo ya no lloran
porque ya ahogadas están tus penas
donde el sol muere y las tormentas golpean.

Si deseas irte a la mar
no morirás jamas
porque las olas repetirán
Alfonsina, aquí estas.

No prosigas Alfonsina
que la mar no sea tumba
porque en el dolor que te abunda
escondes ese amor que te cocina.


Fotografía: Carmen Nievas

Escritos: Juan E. Serrano