sábado, 18 de septiembre de 2010

Llueve - Mientras tus petalos lo sientan.





Dejando que caigan las gotas del cielo, mirando la vida desde donde solo dios puede ir. Nadie sabe cuantas veces golpea la lluvia, entre vientos, tormentas, y tantos inciertos. Nadie sabrá nunca porque se humedecen, tus hojas tan verdes entre tantos claveles.

Dejando a las rosas que muevan sus pétalos para que abran en si misma su amor de primavera. Nunca podrán ver cuantas gotas recorrieron sus espinas, entre tantos lazos de amor a piedrazos, cuando nunca en la vida querrás mis abrazos.

Dejando que los tréboles se aplasten con la lluvia entre tantos malvones que buscan alejarse, explorando entre sus hojas si el sol se escapa. Jamas podrán mirar a través de sus hojas, ni ver si podrán ocultarse de la lluvia que triste humedece sus rojos constantes. Jamas querrás ser destronada, por amor malcriada para hacer sonreír, siendo sacada de donde te da vida la pachamama por un capricho de los mortales.

Dejando al viento rozando los pistilos que caracterizan tu pasar entre tantos pastizales dejas tu amar. Nunca las mariposas podrán superar la hermosura de tus pétalos tan húmedos en la lluvia, que son fuente de atracción para los amantes fotógrafos que se apiadan de tu calor. Nunca veras como amo tu color.

Dejando a la lluvia que moje tus hojas, veras que la vida se hace de esas cosas. Solo sintiendo a la lluvia correr te darás cuenta de la importancia del querer. En prosa te digo lo que he de sentir, mientras veo tu belleza que por la lluvia ha de existir. Dejando que llueva sentirás el vivir, ese fuego interno que te hace amar.




Fotografía: Carmen Nievas

Escritos: Juan E. Serrano

No hay comentarios.:

Publicar un comentario