.jpg)
Me ves, me persigues
te alejas sin sosiego
intranquilo en las tardes
tus ojos de fuego
son lastima y pena
y un poco de miedo.
Instilla paura il tuo volto,
cuando mis brazos queman
sonríes despacio,
entre tu calor
mi amor, me desmayo.
Me sigues mirando
y luego te alejas
despistas mis pasos
tu fuego me dejas
te quedas matando.
Tus rastros quedan
sequía en los pastos
sin hojas ni arbustos
impune esperan
tus tardes de fuego.
Me iluminan tus ojos
penetran mi alma
incendian enojos
matando mis entrañas
tus tan tristes rojos.
Muertos claveles
dejas en tu paso
cenizas respiran
las rosas del ocaso
que en su mente te odian.
Me ves y me persigues
me infundes tu ira
tan muertas las plantas
que matas con tu mentira
tan rojas tus mantas
que queman la vida.
Con furia me pegas
y sigues golpeando
tus ojos tan rojos
que me están vigilando.
Me ves
en tu tarde de fuego
yo sigo tu juego
y en tu rojo, muero.
Fotografía: Carmen Nievas.
Escritos: Juan E. Serrano.